
Para renacer hay que morir…
Las crisis traen consigo una oportunidad de transformación personal grandiosa, pero alcanzarla implica pagar unos precios. No podemos encarnar a una nueva versión si seguimos anclados a las mismas creencias de antes, de cómo creemos que el mundo debe ser y el rol que jugamos en dicho mundo.
Nuestra mente tiene el maravilloso potencial de crear historias, personajes y sueños que se viven casi como una realidad, pero no son más que eso, versiones que construimos para poder sobrevivir en el mundo. Y nos anclamos a ellas, nos aferramos con fiereza pues nos dan una sensación de seguridad en un mundo incierto, una ilusión de que dentro de todo hay algunas certezas “yo soy esto” y “tú eres aquello” y “así funcionan las cosas”…
Y todo parece “funcionar”, o al menos así lo creemos, hasta que llega una crisis que sacude el mundo que has construido y te obliga a reinventarte.
A veces creemos que se acaba el mundo, pero tan solo se acaba una versión… realmente lo que sucede es que se amplían tanto las posibilidades que se vive en un nivel diferente.
Nunca dejes que los protagonistas de antiguas versiones se atraviesen para que vuelvas a una novela a la que ya no perteneces.
MV.